Pese a estar despoblado, Caserras del Castillo sigue guardando una estampa impresionante. Enriscado en una cresta rocosa, la población destrepaba por la ladera en busca del agua del barranco que descendí al río Guart, con los campos de olivos y cereal extendiéndose en las zonas llanas donde descansa el cementerio y alguna nave con actividad. Ahora el monte ha ocupado estos espacios mientras las viviendas han ido perdiendo sus muros bajo el avance de la vegetación y el derribo del tiempo y la lluvia y el frío.
Entre las ruinas destaca una una sencilla construcción eclesiástica de estilo románico del siglo XII, aunque fue reformada posteriormente. Destaca un sencillo ábside semicircular prácticamente oculto entre las construcciones aledañas y decoradas en su parte exterior por una arquería ciega típicamente lombarda. Sobre este ábside se levanta una torre campanario desde la cual se tienen una incomparables panorámicas del a zona con el Congosto de Montrebei. En la zona superior es perceptible el lugar ocupado por el castillo que da nombre a la localidad.
En sus ruinas actualmente se realizan maniobras de rescate. Caserras era conocida por albergar a los músicos de gaita que amenizaban las fiestas de distintas localidades vecinas, entre las que se encuentra Graus, donde una estatua al cruzar el puente románico de la villa y una calle aún guardan homenaje a los gaiteros de Caserras.
En las inmediaciones nos topamos con otras pequeñas ermitas como es el caso de la de San Miguel o Santa Sofía.